sábado, 25 de julio de 2009

Comienzos y tropiezos

Un día descubrí que a pesar de todo lo que te amaba debía dejarte ir, mucho me costó hacerlo, mucho fue el tiempo que perdí llorándote, extrañándote y amando la nada, pero tenía que hacerlo aunque doliera en lo mas profundo del alma.

Lo logré, te superé, te olvidé y ya no me importabas, hasta que un día, con una excusa de lo mas barata, caí, te llamé y por suerte no contestaste, esperaba que fuera así y que no respondieras el llamado, la pelea que habíamos tenido hacía casi un año atrás había sido de lo mas desagradable, pero sabía que era lo que necesitabamos para alejarnos.

Cuando mi teléfono sonó, supe instantaneamente que eras vos, que no sería fácil recuperar la relación, me aventuré a lo que vendría y para mi sorpresa fuimos mas amigos que nunca, mas francos que nunca, claro que jugábamos con mis reglas ¡que bien la pásabamos! yo era segura e independiente, no me importaba lo que opinaras respecto de nada y vos corrías atrás mío cada vez que lo pedía.

El tiempo fue pasando lentamente, y en algún punto me sentí mal por todo lo que habría dicho alguna vez y porque, al fin, había decidido perdonarte, y todo volvió a cambiar, no perdimos sinceridad y nos acercamos más, vos decís menos y hacés mas, yo digo todo lo que antes no decía y te amo más, sabiendo que es un amor lastimero y duro de sobrellevar, que nunca es como lo pretendo.

Este amor que te tengo, jamás lo tuve por nadie, y fui tan feliz la primera vez que lo sentí que nunca volví a recuperar ese sentimiento, cuando te veo y te siento, me olvido de todo, el mundo deja de existir y solo estamos nosotros y nuestros besos. Como es costumbre, no hay una respuesta para nuestro final, o si es que aguna vez habrá final, y trato de disfrutar de lo que toca vivir, aunque no sea todo lo que espero.