viernes, 9 de noviembre de 2007

te vi pasar cantando

Con paso firme, rápido y enérgico te vi pasar cantando.
Remera blanca, pantalones azules, nada distinto.
Tus cabellos rojizos y la vincha negra, fue lo que recordé durante años.
Una energía especial te envolvía y te diferenciaba.
No me animaba a hablarte, solo te pregunté la hora (clásico) no se que dijiste pero una enorme sonrisa iluminó la tarde.
Como decirte cuanto amé tu sonrisa, su simpatía y tu alegría constante.
Como decirte que tu energía era una fuerza constante que me arrastraba hacia vos, sin que vos misma te lo propusieras, sin que quisieras enamorarme, tal vez fue por eso, tal vez estaba acostumbrado a que quisieran enamorarme, y vos sin quererlo lo lograbas con cada mirada.
Un cuartetazo fue la excusa perfecta, después de la presentación formal, para el acercamiento tan deseado.
Miradas penetrantes, todo lo que rodeaba el momento desaparecía de a poco.
Las parejas cambiaban. Nosotros no. Te pregunté con la mirada si querías cambiar. Con una mirada me respondiste que no. Entonces pensé, hace horas que nos conocemos y ya nos hablamos con la mirada.
Corte de luz, gritos, Un apretón fuerte y suave en mi mano que decía no me dejes. Tenías miedo. Te abracé mientras intentaba comprender que sucedía.
Otra noche, alrededor de una mesa, miradas mas penetrantes aún, una vez más me decías no me dejes. Nunca lo hice.
El inevitable regreso se hizo sentir. Meses recordando momentos, haciendo llamados de larga distancia para contarte mis planes más románticos y solo para que me dijeras que no te interesaban.
La mujeres seguían pasando por mi vida sin que ninguna se te pareciera. Pasaban los años. Mientras, buscaba excusas para ir a verte. A todo decías que no, pero no me rendía.
Se dió. El momento mas esperado. Pude amarte como siempre lo soñé. Un duda terrible nos invadió y yo solo pensaba en el futuro juntos. Pronto volviste a decir que no.
Pasó mucho tiempo hasta que volvimos a amarnos, pero ya no eramos los mismos. Vos me buscaste para escaparte de vos misma, y yo había guardado en el cajón tanto amor no correspondido.
Años de amor y amistad escurridos en solo tres días de convivencia no deseada, por ninguno de los dos.

viernes, 2 de noviembre de 2007

no me quemes

No me quemes la cabeza con tus pavadas, no tengo ganas de escucharlas, no quiero que me digas cuanto me amás, no quiero que me digas cuanto me extrañás, no quiero que me digas que soy la única persona que te entiende, que te conoce, que te banca y que te vuelve loco.

Sabemos que no es así, sabemos que nos queremos mucho, pero no lo suficiente para construir, sabemos que lo nuestro va a ser único, pero no eterno, ya perdimos eternidad hace tiempo.

Estamos defasados, lo sabemos, nuestros tiempos no coinciden. Dejame decirte, mi amor, que nunca van a coincidir, solo porque no quisimos, solo porque siempre pudimos y nunca lo fuimos.

Esta vez no hay te quieros que sirvan, está vez, al mirarte, supe que ya no seríamos los mismos, los de entonces, supe que, tal vez, ya nos conocíamos lo suficiente, ya no habría magia ni descubrimiento, supe que ya no me divierte que todo sea igual.

Nunca nos equivocamos respecto de nosotros, y no me equivoco, ahora, al pensar que todo va a cambiar, y da miedo, mucho miedo, pero tal vez sea para mejor, tal vez encontremos lo que tanto estamos buscando.

Es hora de soltarnos las manos, dejar los besos en el recuerdo, mirar hacia adelante, esperar lo mejor y saber que siempre nos tendremos. No es una despedida, no es un adios, es el cierre de una etapa, el comienzo de una nueva, es, simplemente, salir a buscar nuevas aventuras.