miércoles, 14 de enero de 2009

el amor es tan simple

Un día, una nenita que no quería volver a su hogar, lloraba, lloraba y lloraba, nadie se acercaba a preguntarle que le pasaba, nadie la miraba, los que le hablaban lo hacían enojados por su malestar, hasta que se acercó un muchacho de unos enormes ojos azules, la abrazó y le preguntó porque lloraba, ella lo rechazó, le daba asco su joroba, pero a él no le importó porque sabía que su corazón era mas grande que cualquiera, se quedó a su lado y en silencio le tendió un pañuelo y le acariciaba el pelo mientras ella desconsolada pensaba que tenía que volver a los brazos de su madre a quien no quería y le dolía.
El muchacho de ojos color cielo no se rindió hasta hacerla sonreír, le dolía ver como una chiquita que a penas conocía se sintiera tan mal frente a la vida. Hubiera querido acompañarla toda la vida, pero en el más sencillo de los sentidos, para él era una nena. Ella no podía entender que era el amor, pues no lo sentía ni por sus mas allegados familiares, pero se sintió bien al sentir que había quien pudiera quererla.
La nenita creció, comprendió que el amor nada tenía que ver con los prejuicios inculcados, y que era mas simple querer y dejarse querer de lo que ella pensaba, jamás volvió a ver al muchacho de los ojos mas bellos, pero nunca se olvidó de ese amor incondicional que le profesó, por sentirla un par, sin importar su color de piel, sus deficiencias, su rechazo. Nunca rezó por su alma ni su corazón, pero siempre supo que estaría bien y a salvo gracias al amor tan grande que tenía para dar, se conformó con saber que lo que se da vuelve.

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